Hijos de Dios

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SION

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Espiritu y la Esposa

Hay muchísimas iglesias en todo el mundo que dicen creer en Dios y tienen sus propias formas de creer en él. Aunque dicen creer en el mismo Dios, en realidad lo sirven de maneras diferentes. Esto prueba que no conocen correctamente a Dios.

En el libro de Hechos, vemos que Pablo estaba cansado de encontrar un altar con la inscripción AL DIOS NO CONOCIDO, durante su viaje misionero a Grecia.

Para servir a Dios correctamente, primero debemos conocerlo. ¡Qué ridículo es ofrecer sacrificios a un Dios no conocido y adorarlo!

Cuando entendamos a Dios correctamente, podremos adorarlo verdaderamente y vivir una vida justa. Ahora, estudiemos la verdad bíblica referente al Espíritu y la Esposa.


Prosigan en conocer a Dios, quien es el misterio

La Biblia nos enseña que debemos procurar conocer a Dios.

Os. 6:3 『Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; […]』

Los que dicen creer en Dios sin conocerlo, son como los adoradores del dios no conocido que el apóstol Pablo encontró durante su viaje misionero. Ellos poseen la llamada "fe ciega", pues adoran lo que no conocen.

Si creemos en Dios, debemos conocerlo bien. No debemos creer ciegamente en Dios, como las ignorantes personas que construyeron un altar a un dios no conocido y lo adoraron.

Los 66 libros de la Biblia testifican que Dios se nos revela misteriosamente. Hace unos dos mil años, el mismo Dios vino a la tierra en el nombre de Jesús y predicó el evangelio. Pero el mundo no conoció a Dios, quien había venido en la carne.

Col. 1:26-27 『el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,』

Dios ha de venir secretamente a este mundo. Por eso él dice a través del profeta Oseas, que debemos proseguir en conocerlo. Si no lo hiciéremos, seremos como los que golpearon a Dios cuando vino en cuerpo humano a esta tierra, burlándose de él y maldiciéndolo; como ellos, alabaremos y honraremos a Dios sólo de labios y sin conocerlo.

Debemos adorar a Dios constantemente, con un correcto conocimiento de él y con fe en él, esté en la carne o en el espíritu. Cuando Dios vino en carne a esta tierra, algunos lo reconocieron y lo recibieron; estos siguieron la voluntad y las enseñanzas de Dios hasta el final, y Dios olvidó todos los errores y pecados de ellos. Pero la gran mayoría perdió la oportunidad de recibir el perdón de los pecados, pues no conocieron a Dios ni lo recibieron.


Dios vino a lo suyo, y los suyos no lo recibieron

En la primera venida de Jesús, había una religión llamada judaísmo, la cual se había transmitido por miles de años. Los líderes del judaísmo (sacerdotes principales, fariseos y maestros de la ley) clamaban creer en Dios, pero no lo conocían. Cuando Jehová Dios, en quien decían creer, vino a la tierra, lo persiguieron, se burlaron de él, lo maldijeron y hasta lo golpearon en el rostro. En realidad, habían estado adorando ciegamente a un dios no conocido.

Jn. 1:10-14 『En el mundo estaba [Dios], y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.』

En aquellos días, los líderes religiosos menospreciaron y rechazaron todas las enseñanzas de Jesús porque no conocían a Dios. "¿No es éste el hijo del carpintero?" "Sabemos que nació de su madre María. ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?" "Tú, siendo hombre, te haces Dios." Diciendo esto, se burlaban de Jesús y blasfemaban contra él. Sin embargo, Jesús, de quien se habían burlado, era el mismo Dios en quien habían creído.

Jn. 1:1 『En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.』

Discípulos como Juan y Pedro, reconocieron que Jesús era Dios y siguieron sus enseñanzas. Fueron afligidos, perseguidos y escarnecidos por el mundo. Pero después de sus sufrimientos temporales en esta tierra, adquirieron la gloria eterna. Los impíos son ahora atormentados en el lago de fuego y azufre del infierno. ¿Pero que pasó con los que reconocieron que Jesús era Dios y tuvieron temor de él? Ellos son ahora confortados grandemente en el paraíso celestial, ¿no es cierto?

Debemos poseer un correcto conocimiento de Dios. Cuando Jesús vino en carne, Juan lo reconoció como Jehová Dios, el Hacedor del cielo y de la tierra, y lo adoró. Él tuvo una fe verdadera. Nosotros también podemos tener una fe verdadera y aprobada por Dios cuando comprendamos a Dios correctamente y lo recibamos.


Todas las cosas contienen la naturaleza divina de Dios

Si queremos conocer a Dios, primero debemos estudiar la Biblia. Podemos acercarnos a Dios, quien da la vida eterna, solo a través de la Biblia que da testimonio de él (Jn. 5:39-40).

Ro. 1:18-20 『Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque de lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.』

Ap. 4:11 『Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas』

Dios creó todas las cosas por su voluntad, y su invisible poder y deidad se hacen claramente visibles a través de las cosas hechas. Hay muchísimas criaturas vivientes en el mundo: aves que vuelan en el cielo, peces que nadan en el mar y diversos animales que corren en el campo abierto. Entonces, ¿por cuál voluntad de Dios fueron creadas todas estas criaturas vivientes?

Las aves que vuelan en el cielo tienen sus padres y madres; los peces que nadan en el océano también tienen sus padres y madres; y las cebras que corren en el campo también tienen sus padres y madres.

Todos los seres vivientes tienen sus padres y madres, y son estas últimas quienes les han dado la vida. A través de esta providencia de la creación, Dios quiere revelarnos su voluntad.


Varón y hembra fueron creados a imagen de Dios

Absolutamente todas las criaturas vivientes tienen sus padres y madres. Esto refleja la deidad de Dios.

Gn. 1:26-27 『Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.』

Las numerosas iglesias de hoy, dicen que Dios Padre creó él solo al hombre y todas las cosas. Pero en Génesis, el primer libro de la Biblia, Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Él no dijo: "Haré al hombre a mi imagen". Mediante esta palabra, podemos entender que Dios es plural, más de uno.

Varón y hembra fueron creados "a imagen de Dios" (Gn. 1:26-27). Esta palabra implica que hay dos imágenes de Dios: varón y hembra. Así como llamamos a nuestro progenitor masculino "padre", también llamamos al Dios masculino "Padre". Cuando la gente ora a Dios pidiendo su bendición, comienzan diciendo: "Padre nuestro que estás en los cielos".

¿Por qué Dios se llama "Padre"? Él nos da la vida y el aliento; mediante él llegamos a existir. Aquí, necesitamos preguntarnos si Dios Padre nos tuvo solo. Dios el Creador dijo: "Hagamos". Dios se refiere a sí mismo como "Nosotros", y no como "Yo". No somos creados a imagen de un Dios singular, sino de un Dios plural. Esto puede entenderse por medio del varón y la hembra creados a imagen de Dios.

Todas las criaturas vivientes tienen sus progenitores masculino y femenino. Toda la creación despliega la naturaleza divina de Dios. En Génesis 1, varón y hembra fueron creados a imagen de Dios. Llamamos "Dios Padre" al Dios masculino. ¿Cómo, pues, llamaremos al Dios femenino? ¿Acaso no debemos llamarla "Dios Madre"?


Nuestro Padre y nuestra Madre en el cielo

Dios ya nos ha mostrado, mediante toda la creación, su invisible deidad masculina y femenina, como el Padre y la Madre. La Biblia también nos enseña que Dios es tanto nuestro Padre como nuestra Madre.

Mt. 6:9 『Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, […]』

Jesús nos enseña a llamar a Dios, "Padre". Teniendo en cuenta lo que dice la Biblia, está claro que Dios es nuestro Padre espiritual. Luego, ¿quiénes somos "nosotros", quienes llamamos a Dios, "Padre nuestro"? Somos los salvos. La Biblia dice con claridad que tienen que existir Dios Padre y Dios Madre para nuestra salvación.

Gá. 4:26 『Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.』

La Biblia es inspirada por Dios, y puede hacernos sabios para la salvación (2 Ti. 3:15-16). El libro de Mateo registra la verdad sobre Dios Padre, y el libro de Gálatas contiene la verdad acerca de Dios Madre.

Tienen que existir tanto Dios Padre como Dios Madre para el pueblo salvo. Si alguno cree en Dios Padre solamente, nunca podrá ser salvo en estos últimos días.


El dragón (la serpiente antigua, el diablo) es el enemigo de la mujer

Tenemos Dios Padre y Dios Madre. La Biblia nos enseña a proseguir en conocer a Dios. Por eso, debemos conocer también a Dios Madre para creer en ella.

Hace dos mil años, el enemigo (el diablo) persiguió a Dios Padre, quien había venido en la carne a esta tierra. A través del apóstol Juan, Dios ya había mostrado que el diablo perseguiría en gran manera a Dios Madre y la calumniaría en los últimos días.

Ap. 12:17 『Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.』

Dios puso enemistad entre la serpiente y la mujer, como está escrito en Génesis: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Gn. 3:15). Esta profecía se refiere a los últimos días.

El libro del Apocalipsis declara que el dragón (el diablo) se llenó de ira contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella. De acuerdo a esta profecía, el enemigo inicuo (el diablo) estará de pie en la orilla del mar, haciendo guerra contra los 144 mil hijos reunidos por Dios Madre.

La Biblia ya había profetizado que la serpiente heriría a la mujer en el calcañar, y que la mujer heriría a la serpiente en la cabeza. Según esta profecía, el diablo golpeará a la descendencia de la mujer, pero no será un golpe fatal. Sin embargo, el diablo sí sufrirá un golpe mortal. La Biblia ya profetizó sobre la última batalla espiritual y la victoria final de la descendencia de la mujer sobre la serpiente. La manera de vencer es obedecer los mandamientos de Dios con una fe perfecta en el Padre y la Madre.

Tenemos que conocer a Dios Padre y a Dios Madre, creer en ellos, adorarlos de acuerdo a su voluntad y glorificarlos. Si no lo hiciéremos, Dios no aprobará nuestra fe, aun si estuviéremos satisfechos y nos sintiéremos orgullosos de ella. No tiene sentido para nosotros adorar a Dios sin conocerlo, aunque lo hagamos con diligencia. Piensen en el sacrificio de Caín. Caín creía en Dios, pero no conocía qué clase de sacrificio le habría agradado. Él ofreció un sacrificio para satisfacerse a sí mismo.

Caín sacrificó ciegamente una ofrenda a Dios, y lo adoró e invocó en ignorancia. Dios no se complació con su ofrenda. Pero el sacrificio de Abel fue aceptado porque él sabía qué agradaba a Dios y le ofreció la sangre de un cordero.


El Espíritu y la Esposa dan el agua de la vida

Solamente Dios puede darnos vida eterna. Por esta razón, la Biblia dice que debemos proseguir en conocer a Dios. Cuando lo conozcamos, podremos ir hacia él.

Ap. 22:17-19 『Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.』

El Espíritu simboliza a Dios Padre, y la Esposa simboliza a Dios Madre. El Espíritu y la Esposa, el Padre y la Madre, dicen: "Vengan, y tomen del agua de la vida". Para ir hacia el Padre y la Madre, antes debemos conocerlos. Y es necesario que comprendamos que solo nuestro Padre y nuestra Madre pueden darnos vida eterna. Sin dirigirnos hacia el Espíritu y la Esposa, no podemos hallar el agua de la vida que puede curar a la humanidad. Estas palabras no deben ser quitadas de la Biblia.

Dios vino a esta tierra en carne, como el Espíritu y la Esposa, para llamar y salvar a sus hijos. Ahora el Espíritu y la Esposa (Dios nuestro Padre y la nueva Jerusalén nuestra Madre celestial) están guiándonos al reino eterno. Debemos conocerlos correctamente y recibirlos. Aunque seamos estorbados y tentados fuertemente por nuestro inicuo enemigo el diablo, debemos permanecer firmes en la fe para poder resistirlo. Como hijos de Dios, seamos fuertes como los guerreros de Gedeón.

Estamos felices de tener a nuestro Padre celestial, y somos realmente bienaventurados por tener a nuestra Madre celestial. Debemos permanecer en Sion, guardando los mandamientos de Dios y nuestra fe hasta el final. Proclamemos hasta los fines de la tierra al Espíritu y la Esposa que nos dan el agua de la vida, y recibiremos la bendición de la vida eterna de parte de Dios Padre y Dios Madre.

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